viernes, 11 de octubre de 2024

 

❝ GÉNESIS ❞

La Creación, también conocida como Génesis, es el comienzo antes del comienzo mismo. Es el momento en el que todo y todos, desde el cuerpo más grande hasta la molécula más pequeña, llegaron a existir.
El relato de la Creación varía considerablemente, pero se ha demostrado que existe un patrón repetitivo de motivos en muchos escritos de Raziel.

Al principio, no había nada más que oscuridad. Un vacío infinito, informe y sin forma. Las únicas cosas que existían en ese momento eran los padres de la creación: Dios, Asera, Padre Tiempo y Muerte. Luego el Caos y la Noche, que eran el Vacío mismo, o bien, Apollyon. 

Finalmente, Dios decidió crear algo. Primero lo hizo declarando "Hágase la luz" y cuando Su luz brilló, proyectó una sombra sobre las aguas del caos y la sombra tomó la forma de un ser que después llegó a conocerse como Mortimer.

Después de que Azrael plantara el Árbol de la Vida, los soberanos descansaron en el séptimo día. Se dice que descansaron bajo el Árbol, donde el aroma del rocío de sus hojas les dio consuelo. Pronto la inagotable profusión de sus pensamientos se desbordó, y un nuevo ser, Barbelo, emergió de ese diluvio intelectual que atravesó el tallo del árbol y floreció en una flor. De la flor, emergió Barbelo, la primera emanación. Y esto resultó en el surgimiento espontáneo de otros Eones del Árbol de la Vida, convirtiéndose en las encarnaciones conceptuales de los principios de la creación y todo lo que habita en él. De ahí vinieron los eternos como Sueño, Desesperación, Deleite, entre otros. 

Apollyon era la oveja negra de la composición, la pieza que nunca encajó. Mientras Dios se dedicaba a hacer cosas bellas, luz y armonía, Apollyon encontraba su propósito en lo bizarro y oscuro. Creó a los ángeles oscuros, el limbo, y todo aquello que se relacionaba con las sombras y la desolación. Su existencia se oponía a la de Dios, no en odio directo, sino en esencia y naturaleza. Los dos nunca se llevaron bien; Dios era dedicado a la belleza y orden, Apollyon se deleitaba en aquello que otros considerarían grotesco o perturbador. Eran como dos caras de una misma moneda, inseparables y, sin embargo, opuestos en cada fibra de su ser.

Al mismo tiempo, mientras Dios formaba a seres hermosos, siempre fue egoísta y cruel. A su vez, Apollyon dador de vida de criaturas repulsivas, era benevolente y noble. Esto explica la razón del porqué los humanos fueron imperfectos y erráticos, algunos angeles de luz como Samael corruptos, y los angeles oscuros vivieron en paz. 

Dios entonces creó junto a Asera el Cielo con los arcángeles, ayudándolo a cimentar los engranajes fundamentales que conforman todo lo que existe cuando los Primordiales terminaron. 
Por otro lado, Apollyon plantó la semilla de sus tierras, el limbo, donde continuó su trabajo en las sombras, moldeando conceptos que solo podían existir en la penumbra de lo no dicho y lo no visto.




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